“¿Y? ¿Nadie va a preguntarme si se juntan los Redondos?”.
Con esta frase Rocambole hace que todos estallen en carcajadas, y disipa el silencio que comenzaba a extenderse cuando le correspondía al público formular preguntas durante la presentación de su libro “Arte, Diseño y Contracultura”.
Es la segunda vez que Rocambole presenta este material gráfico en Uruguay. En esta ocasión, el evento tiene lugar en el Café La Ronda de Montevideo. Es el sábado 17 de octubre de 2015.
La primera parte de la charla es una introducción donde el artista argentino repasa su formación, y recuerda su anhelo de que algún día sus ilustraciones estuvieran en la portadas de revistas de historietas. Luego narra cómo su arte cobró un valor de resistencia ante tiempos de opresión, y reflexiona sobre el papel central que desempeña (y debería desempeñar) todo artista siempre en la sociedad.
Con relación a los Redondos, explica que hace un largo tiempo dejó de tratar de comprender qué fue lo que los convirtió en el fenómeno que eventualmente encarnaron. Dice que de haber sabido cómo la portada de “Oktubre” iba a ser replicada a lo largo del tiempo, la hubiera laborado un poco más. Y observa también que “en mi época no nos tatuábamos”.
Respecto a si alguna vez se sintió responsable o “en la misma bolsa” por la violencia asociada con el grupo, Rocambole señala enfáticamente que los Redondos nunca fueron una banda violenta, y recalca el papel sensacionalista jugado por los medios de comunicación en cada incidente que se reportaba al público.
También habla sobre el documental “El Alucinante Viaje de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota”, destacando las buenas intenciones de quienes lo realizaron (el “Comando Ludista”). Lo que más le maravilla es “¡cómo hicieron para pasarlo a un formato mirable!”, ya que el hermano de Skay filmaba todo en Súper 8.
Cerca del final, alguien consulta “¿qué le diría a aquel Rocambole pibe que soñaba con ser historietista?”.
La respuesta llega con una enorme sonrisa: “Le advertiría que nunca conseguí salir en la tapa de una revista de historietas”.
Al término de la presentación, Rocambole permanece un buen rato estampando su firma en libros, remeras y diversos materiales de la banda. Finalmente, me animo a acercarme y solicitarle una nota, y esta es la conversación que tiene la amabilidad de mantener conmigo.
–Una de las metáforas más recurrente a la hora de referirse a los creadores es la que equipara su labor con una vida en el infierno y una existencia asolada por demonios. Lo cual es muy certero. Ahora, tanto por su filiación como por lo extensa de su carrera usted sabe mejor que nadie que el infierno algunas noches es encantador…
– [Sonríe] Por supuesto. Creo que el infierno en realidad es una creación artística. El infierno lo tenemos en el cerebro cada vez que queremos –infructuosamente– hacer una pirueta para crear algo.
–¿Y qué pasa cuando el infierno no es encantador para un artista? ¿Cómo se describe entonces?
–Bueno, yo creo que ahí ya se pueden distinguir varios infiernos. Está el infierno de nuestra propia circunstancia, y está el infierno de las cosas que nos suceden. A veces por determinadas suertes del destino, esquivamos los infiernos exteriores. Pero del infierno interior, nunca estamos libres.
–Cuando uno entra a su página, lo primero que puede leer es una reflexión sobre la pena que le causa que el arte se convierta en un objeto al servicio del mecanismo capitalista.
–Yo odio que una obra que a lo mejor uno hace con tanto amor se convierta en un fetiche, en algo para poder representar el poder económico de alguien.
–El posmodernismo suele ser considerado “el fin del arte”. Para muchos, aniquiló el verdadero impulso creativo. Y justo ayer leía un artículo al respecto, y el autor reflexionaba con mucha ironía que “vivimos en un mundo de zombis”.
– [Risas] Puede ser que ese “mundo de zombis” sea una metáfora, una metáfora del mundo al que nos va a conducir toda esta invasión de artefactos. Yo me lo imagino como unos zombis tecleando sus teléfonos, en una sociedad de pantallas.
–Sin querer profundizar demasiado en el tema, ¿qué concepto o definición puede ofrecerme del accionar de los Redondos y de su arte musical?
–Una resistencia cultural en tiempos negros.
–¿Es factible tener una vida plena tanto en lo artístico como en lo personal?
–Hay que practicar el arte junto a todas las posibilidades que nos ofrece la vida. La propuesta es que el arte te salva.
–Esa es la cuestión, que el infierno es enorme. Y cuando Dante entra al infierno en la Divina Comedia, Virgilio le advierte que “el infierno es grande”, y le indica que “hay que seguir caminando”. En su caso, ¿qué le diría a un artista joven que quiere aventurarse en el infierno por primera vez, o a alguien que ya inicio su andar y decide recorrerlo hasta el final mismo?
–Que se cuide. Yo le diría que se cuide, porque como en toda travesía peligrosa hay que tener recaudos.
–¿Y el día que quiera salir de ese infierno? ¿Qué lo va a salvar?
–El arte. El arte mismo. La propuesta es que el arte te salva.
(Fotografía: Sabrina Tuya)
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