Todo artista tiene un doble. Esto es, todo artista se divide en quien crea, y en quien disfruta lo que es creado. Pero en ocasiones, la unión entre uno y otro se pierde, y el artista (por más prolífico que sea) ve deteriorada la cualidad para gozar de su propia obra.
Incluso sin conocer en persona a Fernando Ruiz Díaz de Catupecu Machu, ese es el conflicto que uno puede adivinar en él. Líder de una banda tan longeva como legendaria, Díaz muestra esa clase de alma peregrina cuya búsqueda interior se ha visto agravada por circunstancias externas, como el fatídico accidente que casi costó la vida de su hermano y compañero de banda Gabriel.
Catupecu Machu cambió y transmutó a lo largo de los años, con Fernando como único miembro fundador que se mantiene hasta hoy. Y el destino al que llega luego de ese peregrinaje, de ese “viaje del miedo” pero repleto de valor es Vanthra, un proyecto donde todo es un inicio. Su nombre mismo es una creación, y el trío (que se completa con dos músicos de la escena under porteña, Charlie Noguera y Pape Fioravanti) representa la primera banda estable por fuera de Catupecu Machu para Fer.
En términos muy genéricos, el trío conserva la dinámica de la última etapa de Catupecu Machu, con riffs de guitarra que son doblados por los teclados, pero agregando un elemento de raíz folclórica mediante el prominente uso de un bombo legüero.
El show del pasado viernes 31 de agosto en La Trastienda fue el primero de Vanthra en Uruguay en los siete meses que llevan de gira. En total, interpretaron 14 canciones – todas las incluidas en el EP “Capítulo Uno”, otras que ya han compuesto pero que aún no han grabado como “Lo que Aún Quedó Pendiente”, un cover de “Ella Vendrá” de Don Cornelio y la Zona (canción que Fer siempre había querido hacer con Gaby, según explicó) y tres canciones de Catupecu.
Comenzando con la cimbreante “El Desierto de Dios”, y culminando en el clímax apoteósico de “Bailan Los Diablos”, la presentación de Vanthra reflejó el carácter incipiente del grupo, estando estructurada en torno a un disco que aún no existe como tal, y haciendo lugar a dos estrenos absolutos.
Uno fue “La Canción que Faltaba”, tema que Fer compuso inspirado en su hija – quizá el principal catalizador del proceso que derivó en el surgimiento de Vanthra. Y el estreno en vivo fue acompañado por la subida a redes sociales de la canción, lo que le brindó una especial relevancia.
El otro estreno dio lugar a uno de los momentos más celebrados de la noche, ya que consistió en un dueto con Pedro Dalton, vocalista de la aclamada banda uruguaya Buenos Muchachos. Según explicó Fernando, había conocido a Dalton hacía dos semanas cuando estaba en plena gira, y la canción (que compusieron unos meros días antes) pronto va a ser grabada en el estudio.
Es claro que Vanthra significa un nuevo comienzo para Fernando en todos los sentidos. La banda lo libra de lo que quizá sea la parte más onerosa de lo que (paradójicamente) más ama, y le da la posibilidad de explorar su enorme caudal creativo sin ningún impedimento.
No es de sorprender, entonces, que las canciones de Catupecu Machu ofrecidas no cuadraran del todo en el set. Solo hubo tres de ellas – “A Veces Vuelvo”, “Magia Veneno” y “Y lo que Quiero es que Pises sin el Suelo”.
Las tres compartieron alguna localización en la letra, como el simpático cambio “las vías muertas van para Uruguay” en “A Veces Vuelvo”, que fue la primera Canción de Catupecu que sonó en la Trastienda, anunciada como “una que escribimos hace poco… ¡a ver si me la acuerdo!”.
La versión de “Magia Veneno” contó con la participación de Emiliano Brancciari, quien ya viene siendo una figura frecuente en las presentaciones de Catupecu en Uruguay. Y la canción comenzó con un fragmento de “Poco”, tema que también han sabido interpretar en conjunto.
Por último, “Y Lo Que Quiero…” incluyó una interpolación de “Eso Vive”, y llegó casi al final del set. Y esa canción – el himno indiscutido de Catupecu Machu, en la propia voz de su cantante –fue la que me resultó menos connatural al concierto.
¿Pero saben qué? No considero que eso fuera algo malo. De hecho, fue bueno. Muy bueno.
Como muchas personas, el viernes fui a la Trastienda esperando escuchar canciones de Catupecu Machu. Sería necio negarlo.
Que Fernando haya podido desplazar el foco de interés de esa manera es un verdadero logro. Cuando saqué la entrada, sabía que iba a disfrutar el show, pero no pensé que iba a disfrutarlo tanto.
Y en base a los comentarios que hizo a lo largo de toda la noche y la energía que destiló en el escenario, Fer lo disfrutó incluso más que nosotros.
Me alegro enormemente que así haya sido.
Porque si hay un artista que merece disfrutar de su propia obra, y “llegar a destino ahora”, ese es él.
(Fotografía: María Laura Payrá)