Lisandro Aristimuño se presentó anoche en el Auditorio Nacional del Sodre, en un show que coincidió la nominación de su disco “En Concierto” a los Premios Gardel 2016.
Replicar en vivo música para la que no alcanzan las categorías habituales es laborioso, y eso fue evidente durante los primeros temas interpretados por Lisandro Aristimuño anoche en el Auditorio Nacional del Sodre.
El músico y productor se mantuvo particularmente atento a cómo se dimensionaba el sonido al inicio del concierto, llegando a descender del escenario y situarse entre el público durante “Azúcar del Estero” para tener una comprensión certera de cómo la música regaba el entorno.
El espectáculo tenía la novedad (y dificultad adicional) de ser el primero en concitar a toda su banda en Uruguay, la cual incluye no solo a la sección de cuerdas con la que ya se había presentado anteriormente en nuestro país sino también al baterista y luthier Martín Casado, y a su hermana Rocío Aristimuño en percusión y coros.
Creador cuya consigna es la independencia, Aristimuño sabe que compartimentar el arte utilizando etiquetas es limitar la percepción del público, y la validez real del hecho artístico en sí. Por eso, el espectáculo proponía una lectura desestructurada de su discografía, como la que plantea su álbum doble “En Concierto” – álbum que más temprano ese mismo día fue nominado a los Premios Gardel 2016.
Comenzando por “ABC” y culminando dos horas después con “Es Todo Lo Que Tengo, Y Es Todo Lo Que Hay” (ambos de “Las Crónicas Del Viento”) el espectáculo mantuvo un ritmo constante de captación. Algunos de los ejercicios de experimentación más vívidos incluyeron la reversión vocal de Martín Buscaglia en “Cerrar Los Ojos”, la oratoria de la guitarra de Nicolás Ibarburu en “Traje De Dios”, y el zapateo con que Rocío Aristimuño irrumpió al término de “How Long” – momentos todos de elocuente indagación, fieles a la propuesta de la noche.
El final concentró algunos de los temas de mayor catadura de Aristimuño, incluyendo “Canción de Amor” y “Me Hice Cargo De Tu Luz” (en solitario), y “Es Todo Lo Que Tengo, Y Es Todo Lo Que Hay” (junto a la banda). Son tres canciones donde se aprecia esa veta que tiene para componer en torno a imágenes que a su vez permiten vislumbrar otras.
En la práctica, eso es un modo de visibilizar la clase de elementos que integran el ser, y que de otra manera pudieran nunca relucir. Este enfoque (junto a los intereses temáticos que suele abordar su obra) es una de las principales razones por las que la música de Aristimuño tiene la receptividad que tiene, y lo que valió las ovaciones que recibió anoche en Montevideo, como en todas las fechas de esta nueva gira en la que se ha embarcado.
En lo estrictamente personal, disfruté más la presentación anterior de Lisandro en el Teatro El Galpón de Montevideo en octubre de 2014. Pero debo destacar que aquel espectáculo estaba imbuido con la mística de verlo en vivo por primera vez, y que la lista de temas incluyó algunos como “Vi Tu Foto” que tienen una carga afectiva indescriptible para mí.
Sin embargo, el de anoche fue un espectáculo invaluable por cómo dejó de manifiesto que el estilo propio y el oficio no solo pueden sino que deben ir de la mano. Y que cuando al estilo y al oficio se les suma una vocación de entrega total, entonces lo que se sedimenta no es otra cosa que el éxito más honesto que un artista puede conocer.
Fotografía: Natalia Rovira
(Galería completa en este álbum)
Filmación desde la audiencia de “Traje De Dios”: Claudia Rivero