Todo artista tiene un doble. Esto es, todo artista se divide en quien crea, y en quien disfruta lo que es creado. Pero en ocasiones, la unión entre uno y otro se pierde, y el artista (por más prolífico que sea) ve deteriorada la cualidad para gozar de su propia obra.
Incluso sin conocer en persona a Fernando Ruiz Díaz de Catupecu Machu, ese es el conflicto que uno puede adivinar en él. Líder de una banda tan longeva como legendaria, Díaz muestra esa clase de alma peregrina cuya búsqueda interior se ha visto agravada por circunstancias externas, como el fatídico accidente que casi costó la vida de su hermano y compañero de banda Gabriel. Continue reading