The Clash – Discografía

Nota: esta página no propone un análisis de fondo de la discografía de The Clash, y no fue escrita desde la perspectiva de un fanático de la banda (¡si bien The Clash es una de mis bandas favoritas!). Fue pensada como una introducción general a la obra del grupo. Se orienta a aquellas personas que ya están familiarizadas con sus principales canciones, que sienten la curiosidad suficiente como para adentrarse en su discografía, y que se preguntan por dónde empezar.

Para un análisis pormenorizado de cada disco de la banda (como así también su biografía) los invito a leer las publicaciones (en inglés) que realicé ya hace tiempo, nucleadas en ésta página.

País: Inglaterra

Años de actividad: 1976 – 1986

Integrantes: Joe Strummer (voz, guitarra rítmica), Mick Jones (primera guitarra, voz), Paul Simonon (bajo, voz), Terry Crimes y Topper Headon (batería; se suplieron uno al otro en varias oportunidades durante la existencia de la banda)

Género: en sus inicios, punk; The Clash fue una de las bandas con mayor capacidad de inventiva y afán de investigación en la historia, cubriendo un territorio estilístico que abarcó géneros como la música dub, el reggae, el funk e incluso el rap (en una época en la que ni siquiera era un género comúnmente abordado por las personas de color).

Conocidos para sus fans como: “The Only Band That Matters”

Resumen: Banda imprescindible. Una de las más originales y flamígeras de la revolución punk de 1977, con un perfeccionamiento instrumental a la par de su genialidad lírica (especialmente cuando el baterista Topper Headon se sumó al grupo para su segundo disco).

The Clash contaba con algo que las otras bandas de su generación no tenían: una persona con una visión política sumamente desarrollada. Esa persona era Joe Strummer, quien era hijo de diplomáticos, y vivió casi toda su infancia y adolescencia en el extranjero (“I Was Born In Angola”, como canta en “Junco Pardner”). Strummer encontró su complemento perfecto en Mick Jones, guitarrista, cantante, y co-autor de las canciones de la banda junto a Strummer (ambos compartían el crédito, aún cuando la composición era mayoritariamente el trabajo de uno de ellos, como hacían Lennon y McCartney)  

En materia de experimentación, la banda está casi a la par con los Beatles, y no es errado tildarlos como “los Beatles del punk”.

Cometieron un yerro imperdonable con la edición en 1985 de “Cut The Crap”, cuando la banda ya estaba desintegrándose, y (afortunadamente) se separaron antes de que la situación empeorara. Posteriormente, Jones y Strummer fueron los únicos en mantener carreras activas, y volverían a colaborar en “Big Audio Dynamite”, el proyecto fundado por Mick Jones al desvincularse de la banda.

El regreso de The Clash estaba casi confirmado en los años 2000, pero el fallecimiento de Joe Strummer en 2002 truncó definitivamente esos planes, y el grupo ya nunca habría de reunirse.

Mejor disco: The Clash (edición británica)

Principal aporte a la cultura popular: London Calling

Mi disco favorito: Sandinista!

The Clash (1977)

Un excelente debut, y la contracara (o la extensión – depende cómo lo quieran concebir) del otro gran clásico de la música punk: “Never Mind The Bollocks – Here’s The Sex Pistols”.

“The Clash” es el único disco del grupo (junto a “Give ’Em Enough Rope”) que puede ser definido como un disco “punk” en materia de concepto sonoro, dada la crudeza de la grabación y los recursos compositivos empleados.

Desempleo (“Career Opportunities”), violencia urbana (“What’s My Name”), racismo (“White Riot”), tedio (“London’s Burning”, “I’m So Bored With The USA”)… éste disco es no solo una estampa perfecta de lo que aconteció en aquellos años en Inglaterra, sino que también explica por qué eso ocurrió, con una elocuencia solo equiparada por el debut de los Sex Pistols.

Del mismo modo que los primeros discos de los Beatles y los Stones fueron modificados cuando se editaron en los Estados Unidos, el debut de The Clash se vio radicalmente alterado cuando alcanzó las bateas americanas. De hecho, la versión americana de “The Clash” recién vio la luz luego de la publicación del segundo disco de la banda (“Give ’Em Enough Rope”) en los Estados Unidos.

En su versión original, el disco incluía un total de doce canciones; cuatro fueron eliminadas en la edición americana, y suplantadas por varios sencillos más o menos contemporáneos: “Clash City Rockers”, “Remote Control”, “I Fought The Law”, “White Man In Hammersmith Palais”… a los efectos, esto convirtió a la edición americana de “The Clash” en una suerte de grandes éxitos, a expensas de la unidad temática del lanzamiento original, y (principalmente) de la propiedad sonora del disco – no solo la producción es incontrastable, los músicos involucrados varían. Y escuchar a los bateristas Terry Crimes y Topper Headon lado a lado es como escuchar a Keith Moon y Kenny Jones en un mismo disco. Asimismo, la versión de “White Riot” difiere de una edición a otra.

La versión original fue finalmente re-editada en CD en 2000, pero es importante destacar que las cuatro canciones que se omitieron en la edición americana del disco habrían de ser incluidas en el box “Clash On Broadway”.

Junto a “London Calling”, éste es posiblemente el mejor disco para iniciar una colección de The Clash (especialmente la edición británica).

Give ’Em Enough Rope (1978)

Buscando imprimirle al grupo un sonido que fuera más acorde a la estética americana, la discográfica decidió que la banda trabajara con Sandy Pearlman, productor de Blue Oyster Cult. ¿Lo primero que hizo Pearlman? Enterrar la voz de Strummer en la mezcla, ya que no le gustaba cómo cantaba. Eso dotó al álbum de un embate instrumental único en la discografía de la banda, especialmente en el híbrido de rock/ska con el que comienza el álbum, “Safe European Home”. Junto a “English Civil War” y “Tommy Gun”, esos son los temas más conocidos del disco, y los que (merecidamente) pueden encontrarse en compilados.

También incluye la primera composición grupal de The Clash, “Guns On The Roof” (¡otra canción basada en el riff de “I Can’t Explain”, al igual que “Clash City Rockers”!)

La insatisfacción de la banda con la escena punk es palpable en “Cheapskates” y “All The Young Punks” –  canciones que señalan inequívocamente el deslindamiento que era inminente de la mano de “London Calling”. Y el álbum también da visos de la intención de diversificarse estilísticamente con “Julie’s Been Working For The Drug Squad”.

Éste es uno de mis discos favoritos de The Clash. La gran mayoría de sus composiciones siempre me suenan frescas, ya que no son la clase de selecciones por las que se suelen decantar las FMs. Además, el enfoque del productor le da una impronta que quizá sea lo más cercano que The Clash llegó a sonar en un estudio a como sonaba en vivo. Y al haber estado exento de las modificaciones que le recayeron al debut, siempre lo he percibido como una obra que pudo salvaguardar su coherencia e integridad – dos palabras que definen lo que The Clash realmente encarnaba. Sin embargo, éste disco no sería el primer disco que compraría de la banda – recomiendo escuchar “The Clash” y…

London Calling (1979)

… este famoso, famosísimo álbum doble. Y lo recomiendo aún cuando tiene un problema que me disgusta, y mucho.

Está sobrevalorado.

Pero sobrevalorado no en lo musical (su reconocimiento en ese aspecto es merecido), sino en materia de concepto. Esto se debe a cierta lista publicada por la revista Rolling Stone en la cual “London Calling” era proclamado el mejor álbum de los años 80s – lo cual es bastante llamativo, ya que su fecha de publicación en el Reino Unido fue a fines de 1979. Y la cantidad de personas que he conocido que enarbolan ese hecho sin conocimiento completo del contenido en profundad del disco es abrumadora. Y desgastante.

Que “London Calling” es brillante está fuera de discusión alguna. Sin embargo, la experimentación recién daría sus mejores frutos al radicalizarse, y eso ocurriría tan solo  en el álbum siguiente (“Sandinista!”, mi favorito de la banda). Canciones como “Jimmy Jazz” y “The Right Profile” tienen su encanto, pero las canciones que proponen excursiones estilísticas en “Sandinista!” tienen más que eso: tienen un sentido de urgencia del cual carecen las composiciones de “London Calling” que pueden considerarse como “experimentales”. Y los cortes de matiz más rockero no son necesariamente mejores a las de los álbumes precedentes, ni a los sucedáneos.

Pero los puntos álgidos del disco no solo son espectaculares, sino que son prácticamente innúmeros. “Clampdown” es magistral, y si tuviera que escoger solo un tema de The Clash para la posteridad, esa es la canción que elegiría. Y sin el menor titubeo. Todo en ese tema es ineluctable – la melodía, la dinámica establecida por la batería, la letra… es la quintaesencia de The Clash hecha canción.

También funcionan especialmente bien la oda a la guerra civil española “Spanish Bombs” y “Hate and Glory”, la cual contiene la inmortal frase “el que se coge monjas después se hace católico”.  Por su parte, “Lost In The Supermarket” tiene un inteligentísimo planteo que la vuelve una crítica especialmente certera a la sociedad del consumo (si bien el contraste entre las estrofas y los estribillos es muy abrupto), y “Hateful” es lo más cercano que The Clash llegó a sonar a los Ramones.

Y por supuesto, éste es el disco que incluye “The Guns Of Brixton” – el principal aporte del bajista Paul Simonon a la discografía de The Clash (aunque personalmente siempre sentí una fascinación especial por “The Crooked Beat” de “Sandinista!”).

“London Calling” es un gran tema, pero sé que no soy el único que desarrolló una urticaria auditiva a esa canción por la frecuencia excesiva con la que se escucha en los medios. Entiendo que eso no es motivo real para desacreditarla, pero la sobrexposición es un mal que existe. Y “London Calling” es quizá una de las canciones que lo epitomizan.

El álbum culmina con una pista oculta – “Train In Vain”, compuesta y cantada por Mick Jones. La destreza de Topper Headon impulsa al tema de principio a fin – literalmente, fue el primer éxito de The Clash en los Estados Unidos.

Un gran, gran disco. Ésta tiene que ser una de sus primeras adquisiciones, sin ninguna duda. Pero recuerden que The Clash era mucho más que esto. Profundicen en su obra. El disco que sigue les ofrece el contexto ideal para hacerlo.

Sandinista! (1980)

Música dub, reversiones cantadas por niños, rap (en una época en la cual el género no era común ni entre la gente de color), un vals, funk, reggae… esto y mucho más es lo que depara “Sandinista!”, un álbum triple que se vendía al precio de uno, gracias a una hábil triquiñuela que la banda ya había empleado para que “London Calling” no costara el doble. Básicamente, le hicieron creer a la compañía discográfica que lo que se añadían eran dos EPS, y no dos disco enteros.

Siempre he sentido que “Sandinista!” ofrece lo más cercano a una ventana abierta al alma lírica de la banda, y lo considero la versión más humanitaria de su música.

No conozco dos personas que coincidan ni remotamente en cuáles son las canciones salientes de “Sandinista!”. Pero en general, los temas que suelen ser destacados tanto por los fans como por quienes compilan la obra de The Clash son “The Magnificent Seven”, “The Call Up” y “Police On My Back”.  

En materia personal, mis favoritas son “Corner Soul”, “Charlie Don’t Surf”, “Somebody Got Murdered” (ésta también la van a ver en algunos compilados, al igual que “Hitsville UK”, que fue uno de los cortes de difusión del álbum, y es otro gran tema, con brillantes coros de la pareja de Jones, la cantante y actriz Ellen Foley), “The Crooked Beat” (impecable trabajo de la sección rítmica), “Midnight Log”, “Rebel Waltz” y (muy especialmente) “Up In Heaven” y “Something About England”. Incluso disfruto “Lose This Skin”, canción en la que Strummer invitó a un músico callejero con quien solía vivir: Tymon Dogg. El consenso es que es una buena canción, arruinada por la voz de Dogg…

En este punto, la adicción a las drogas ya estaba haciendo mella en Topper Headon (¡la batería en “Somebody Got Murdered”!), y su despido se haría inevitable. Éste hecho marcó el inicio del fin para la banda, luego de la edición del disco “Combat Rock”.

Algo muy importante: si adquieren el álbum, asegúrense que sea una de las ediciones que incluye el arte completo, específicamente el libro con las letras y las ilustraciones, moldeado a imagen y semejanza de un fanzine que circulaba entonces titulado “Armaggideon Times”. Canciones como “Ivan Meets G.I. Joe” (en la cual Headon debuta como cantante) solo se aprecian en su justa medida con el comic allí incluido.

Si bien es mi favorito, éste es el tercer disco que recomendaría comprar de The Clash después del debut y “London Calling”. Y reconozco que “Give’em Enough Rope” es claramente más accesible, y ofrece una experiencia auditiva mucho más homogénea. Su elección va a depender de qué faceta de la banda resuena más con ustedes.

Combat Rock (1982)

El álbum más exitoso de The Clash en materia comercial, y el disco que les valió el calificativo de “vendidos” por buena parte de la prensa y el público.

Pero esa crítica es totalmente superficial; un álbum que tiene composiciones como “Atom Tan” y “Sean Flynn” es todo menos un disco con aspiraciones comerciales. Lo que sí ocurrió es que Strummer y Jones se enfocaron en laborar un par de canciones de modo tal que tuvieran especial atractivo para las radios, y fue así que “Should I Stay Or Should I Go” y “Rock The Casbah” cobraron forma. Pero el resto del álbum es una historia muy distinta…

Originalmente titulado “Rat Patrol From Fort Bragg” y concebido como un álbum doble, el avezado productor Glyn Johns le hizo ver al grupo que tenía sentido volver a sus raíces, y editar un álbum simple.

Lo de “volver a las raíces” hay que entenderlo de modo bastante lato – éste disco es muchas cosas, pero bajo ningún concepto se define como un disco de “rock”. Los únicos cortes a los que se les puede aplicar ese mote son la rudimentaria “Know Your Rights” y “Should I Stay or Should I Go”, que incluye un simpatiquísimo ida y vuelta en español entre Strummer y Jones. La canción fue re-editada en los 90s a raíz de su inclusión en una propaganda de Levis, y tuvo una repercusión sin precedentes. Muchos fans se sintieron indignados, y la banda Rancid grabó una nueva versión de “I’m So Bored With The USA”, titulada ahora “Selling Jeans For The USA”.

El otro gran éxito del disco es “Rock The Casbah”, una canción compuesta por Topper Headon con un ritmo de pista de baile. Strummer escribió la letra, y redimió la canción dotándola de contenido fiel a la visión intrínseca de la banda – trata sobre la prohibición de la música rock en los países musulmanes. Cuenta la leyenda que algunos años después Strummer lloró cuando se enteró que los pilotos americanos empleaban la expresión “rock the casbah” como un eufemismo para sus misiones de bombardeo en la Guerra del Golfo.

De los cinco discos “clásicos” de la banda, éste es el que menos escucho. Sus momentos más efectivos vienen dados por canciones como “Car Jammin’”, “Atom Tan”, “Innoculated City” o hasta el instrumental “Sean Flynn” – todas canciones que funcionarían como relleno en cualquier otro álbum de The Clash. A mi criterio,la única composición que sabe sostener la excelencia creativa de la banda es “Straight To Hell”.

Tengo toda la impresión que la banda había elaborado un concepto para el disco (vean sino todas las referencias que hay a la guerra de Vietnam en las letras), y que ese concepto no solo se perdió al transmigrar el formato de un álbum doble a uno simple, sino que enturbió su potencial.

“Combat Rock” no es un ”mal” disco. Pero el desgaste ya estaba operando, y The Clash debería haberse detenido en este punto.

Cut The Crap (1985)

La peor abominación en la historia de The Clash. Evité comprarlo durante años y años, pero finalmente no pude resistir más la curiosidad. Y la curiosidad mató al gato.

Pero al menos, murió sabiendo.

Los únicos miembros originales de la banda a esta altura eran Strummer y Simonon – Headon fue desvinculado por su adicción rampante a las drogas al término de la grabación del disco anterior, y Jones se desvinculó de la banda (o lo desvincularon – todo depende de qué versión uno lea).

Strummer estuvo completamente ausente en la gestación y producción del disco. Sus padres habían fallecido, y ni su mente ni su corazón estaban abocados a la tarea. Eso hizo que el manager Bernard Rhodes no solo compusiera la gran mayoría de las canciones, sino que también produjera el disco.

El resultado es un lodazal de electrónica espeluznante. La mayor parte del tiempo, parece que estuvieras escuchando a alguien siendo aporreado con un sintetizador.

Perversamente, la mejor pista que produjeron éstas sesiones no fue incluida en el álbum, sino relegada al lado b de “This Is England”: “Do It Now”. Y si la canción tiene una calidad mínima, es por el simple motivo de que Rhodes se mantuvo al margen de ella.

La propia banda habría de reconocer el desliz garrafal que fue “Cut The Crap” al omitir el disco totalmente cuando compilaron “Clash On Broadway”. No incluyeron ni la canción que suele ser considerada la más saliente del álbum, “This Is England”. El disco también fue pasado por alto en el box “5 Album Studio Set” de 2013. Claramente, no quieren saber nada con “Cut The Crap”.

Les recomiendo que hagan lo mismo.

Clash On Broadway (1991)

Un box de 3 CDs, y una compra imprescindible para coleccionistas de The Clash junto al abarcador “Sound System” editado en 2003, el cual contiene todos los álbumes editados por la banda, 3 CDs con rarezas, un poster y la clase de parafernalia que suelen incluir esas ediciones de lujo.

“Clash On Broadway” resume toda la carrera de la banda, comenzando con dos demos de su disco debut, hasta llegar a “Combat Rock”. (Lo que aconteció luego fue la historia de otra banda, fue un claro error, y por eso no tiene cabida en esta recopilación. Asimismo, se omite “Remote Control”, que es un gran tema, pero que fue editado como sencillo por la discográfica contra los deseos de la banda).

Se incluye una versión excelente en vivo de “Lighting Strikes”, y su excelencia no se atenúa ni por el hecho de que esté truncada. Y a modo de compensación, hay una versión extendida de “Straight To Hell”. Y la pista oculta al final del tercer CD no podría estar mejor escogida. También hay un adorable tributo al productor de London Calling (“Midnight To Stevens”), y “One Emotion” una canción que (si la hubieran depurado tan solo un poco) hubiera sido una gran incorporación a “Give ’Em Enough Rope”

Asimismo, este box es la forma menos onerosa de conseguir todos los sencillos que la banda editó entre un álbum y otro, incluyendo “Bankrobber” y “This Is Radio Clash” – canciones claves para entender cómo y por qué el sonido de The Clash evolucionó del modo en que lo hizo.

Una muy buena compra cuando uno ya tiene los cinco discos de estudio de la banda.

Super Black Market Clash (1994)

Edición expandida en un CD de un compilado de lados b y rarezas publicado originalmente en 1980, conocido como “Black Market Clash”. Básicamente, no hace más que subrayar que cuando una banda deja algo inédito, lo había hecho por un motivo.

Lo más interesante son las canciones que cronológicamente pertenecen a los dos primeros álbumes de la banda, especialmente las que corresponden a “Give’ Em Enough Rope”: “Pressure Drop” y “1-2 Crush On You”.

Con la honrosa excepción de “Stop The World”, el disco ya no se sostiene luego de ese punto, y culmina con el sinsentido de “Mustapha Dance”, una versión dub de “Rock The Casbah” carente de cualquier tino, que difícilmente alguien escuche más de una vez.

Estrictamente para fanáticos, ávidos por más material del grupo.

From Here To Eternity (1999)

Una antología en vivo que cubre la carrera completa de The Clash, y que hace gala de una excelente calidad sonora.

Me da muchísima pena que no hayan incluido ni una sola canción de “Give’em Enough Rope” – el box “Clash On Broadway” contiene “English Civil War”, y es una de las selecciones más destacadas de sus 3 CDs, que de por sí ya tienen un nivel muy alto. Claramente, el mejor disco en directo de The Clash. El único otro que está disponible oficialmente es…

Live At Shea Stadium (2008)

… este disco en vivo, grabado en 1982, cuando The Clash teloneaba a The Who en su gira despedida. No hay nada que objetar, se hizo un óptimo trabajo en la edición y producción del material, y lo escucho con cierta frecuencia. Pero “From Here To Eternity” incluye una selección más rica de canciones, y permite analizar la evolución histórica de la banda con más propiedad. Por eso, si tengo que escoger uno de los dos, claramente me decanto por “From Here To Eternity”, aún cuando “Shea Stadium” incluye  la única versión en vivo de “Clampdown” editada oficialmente. (Terry Crimes era el baterista de ésta gira; analicen la falta de solvencia que tiene en comparación con Topper Headon)

London Calling (The Clash) – Album Review

London Calling's Cover Was Shot By Pennie Smith. The Photo Would Eventually Be Voted The Best Rock & Roll Image Ever By Q Magazine.

London Calling's Cover Was Shot By Pennie Smith. The Photo Would Eventually Be Voted The Best Rock & Roll Image Ever By Q Magazine.

A single, seemingly innocuous event might modify the way people approach something forever.That is something nobody could avoid thinking when reviewing “London Calling”, The Clash’s third album. As everybody knows, this album was named the greatest record of the ’80s by Rolling Stone magazine. That is all the more interesting if only because it came out in 1979, not 1980. But that is a different story…

The fact is that there are many people who swear by it owing to that. That couldn’t be avoided, but fans of The Clash are constantly irked by such a situation. It gives their best-loved band popularity alright, but not the kind of popularity that could conduce to a critical analysis of their music and its true merits.

And the music found on London Calling deserves as much of an objective overview as possible. The album (which was a two-record set that retailed at the price of one) marked the moment The Clash started experimenting and letting in more influences into their basic sound.

In actuality, there is only one “punk” song, and that is the title track. It is a masterpiece of sustained tension – the bass is apocalyptic, the guitars emulate a siren near the end, Joe wails his head off… It is one of their better-known songs, and deservedly so. Continue reading