(Click here for the English version of this post)
Quiero compartir con ustedes las palabras que les dirigí al público en la presentación de mi libro, “Once”, el pasado viernes 13 de noviembre. Fue muy emocionante, y espero que los que no pudieron estar allí ese día a través de esto puedan sentir aunque sea parte de esa emoción.
” Siempre he pensado que hay demasiadas palabras en el mundo. Si pudiésemos deshacernos de algunas de ellas, o si por lo menos pudiésemos desprenderles el significado – que hablar de “amor” no implicara hablar de esto o de eso, que hablar de “penitencia” no implicara hablar de aquello, que hablar de “causalidad” no implicara hablar de lo otro… si se pudiera hacer eso, la vida sería mucho más accidentada, y mucho más sencilla.
El hecho es que las palabras tienen un peso enorme, y un poder ofensivo que muchas veces ni siquiera nos podemos imaginar. Basta una sola palabra para hacernos o deshacernos. Una palabra. E imagínense el efecto que puede tener una frase. “Ojos que no ven, corazón que no siente”, por ejemplo. Eso no es verdad, pero lo aceptamos como si lo fuera. Las frases se afianzan en el inconciente colectivo hasta que las aceptamos sin siquiera pensárnoslo dos veces.
Eso ocurre porque en la vida siempre es más fácil aceptar una verdad que ya nos da alguien en vez de buscar una verdad por nosotros mismos. Pienso que esto pasa porque el proceso de búsqueda de la verdad siempre es un proceso interno, y las personas (por más que digamos lo contrario) somos reacias a mirar en nuestro interior. Tenemos demasiado temor a encontrar cosas malas. Nuestra visión interior no termina siendo otra cosa que una mirada externa que afianzamos en nosotros. Es decir, solo cuando el otro nos dice que somos buenos es cuando consideramos que lo somos.
La realidad es que si miramos dentro vamos a encontrar tantas cosas malas como cosas buenas, pero necesariamente vamos a enfatizar aquellas cosas que son malas. Lo hacemos por naturaleza. Si las personas exagerásemos nuestras alegrías como exageramos nuestras tristezas, nuestros problemas perderían importancia. Continue reading